Crónica de un Viaje al Alma de Alexander Calderón Palacios

Por César Rincón

Era una noche de octubre, y el aire fresco del Caquetá me envolvía mientras se inauguraba el XX Salón de Artes en Morelia, un evento que prometía ser una celebración de la creatividad y la vida. Las paredes del lugar estaban impregnadas de arte, cada rincón resonando con las historias de quienes han encontrado en la expresión artística una vía para comunicar su realidad.

Entre los expositores, mis ojos se posaron en un familiar rostro: Alexander Calderón Palacios, un amigo y un faro de luz en la comunidad, cuya trayectoria vital era ya una obra en sí misma.

El encuentro fue casi místico, alexander presentaba su obra “SE PELIO” un título sugestivo para un colorido y simbólico ataúd de tamaño natural. Alexander, con su aura de sabiduría y sencillez, me recibió con un abrazo que hablaba de años de amistad y complicidad.

Me presentó su obra, literaria “LÍDER ES”, un libro que destila las vivencias de un hombre que ha caminado entre sombras y luces. En sus páginas, revela no solo su lucha personal, sino también su profunda conexión con la comunidad que lo rodea, un reflejo de su incansable búsqueda de paz en un entorno marcado por la tragedia del conflicto interno.

Con cada palabra de su libro, Alexander invita al lector a sumergirse en un mar de emociones. Sus relatos son crónicas de la vida misma, donde el dolor y la esperanza se entrelazan. Habla de la transformación que sufrió al dejar el sacerdocio, una decisión que lo llevó a abrazar su rol como padre y educador, convirtiendo su hogar en un refugio de amor, de arte y valores para su familia.

“líder es” Es un testimonio de resiliencia, de un hombre que se rehúsa a ser una víctima y que, en cambio, elige ser un agente de cambio.

Mientras compartimos un taller en la sala donde se presenta el XX Salón de Artes en Morelia, la conversación fluye. Me cuenta cómo, a pesar de haber dejado atrás la sotana, nunca abandonó su misión de ayudar a los demás. Su pasión por el arte se ha convertido en una extensión de su labor social, utilizando la pintura como una herramienta para tocar las almas de quienes lo rodean. Cada trazo en el lienzo es un llamado a la reflexión, un eco de su historia y un espejo de la lucha colectiva en defensa del ser humano y el medio ambiente.

En ese orden de ideas, Alexander ha sido testigo de la violencia y la injusticia que han marcado su tierra, historias que han dejado cicatrices profundas en su ser. A menudo, en medio de lágrimas, alegrías, y el arte, en sus obras se asoman recuerdos de momentos oscuros, de pérdidas que lo han moldeado y que, sin embargo, no han logrado apagar su luz.

La lucha de Calderón palacios por la paz y sus ideales es constante; un eco en su voz cuando habla de la necesidad de construir un futuro diferente para las nuevas generaciones.

En sus reflexiones, Alexander me recuerda que ser líder no es solo ocupar un cargo o tener seguidores, sino ser capaz de inspirar a otros a soñar y a actuar. Es un llamado a la acción, a la comunidad, a encontrar en la unidad la fortaleza necesaria para enfrentar los desafíos. Con su libro, Alexander Calderón Palacios nos ofrece su historia, y un mapa para aquellos que buscan dejar una huella positiva en su entorno.

A medida que el sol comienza a ocultarse tras las montañas, la atmósfera en Morelia se torna mágica. Las aguas cristalinas del río Bodoquero, la luz dorada baña el paisaje, y los colores del mágicos del atardecer parecen bailar al compás de las historias que se han tejido en la jornada. Me despido de Alexander, no sin antes prometerle que compartiré su mensaje, su legado de esperanza y su compromiso con la vida.


Al salir del salón, una nueva perspectiva me acompaña. La vida de Alexander Calderón Palacios es un testimonio de que, a pesar de las adversidades, siempre hay espacio para la luz y el amor. Su viaje es una invitación a cada uno de nosotros a encontrar nuestra voz y a utilizarla en la construcción de un mundo mejor. Y así, en cada trazo de su arte y en cada página de su libro, se forja un camino hacia la paz, un recordatorio de que la verdadera grandeza reside en la capacidad de amar y servir a los demás.

La crónica de Alexander es solo una de las muchas historias que resuenan en el corazón del Caquetá, un testimonio de resistencia y humanidad que nos invita a reflexionar sobre nuestro papel en la sociedad. Al final del día, todos somos líderes en nuestra propia historia, y nuestras acciones pueden tejer un futuro lleno de posibilidades.