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Augusto Abelenda |
Ediciones Libreríade LaPaz, ISBN 978-631-6621-33-7, 87
pp., Resistencia, provincia del Chaco, Argentina, 2024.
Un secreto y
otros cuentosreúne “Un secreto”
y otros diecinueve cuentos más. Nacido en Corrientes, donde habita, el escritor
argentino Augusto Abelenda ha cruzado con buen éxito el río Paraná y ha
publicado su libro en la editorial Librería de La Paz en la capital chaqueña de
Resistencia.
No cabe aquí examen exhaustivo de todos y cada uno delos veinte
relatos. Pero sí unas páginas sobre el arte del narrador de la Ciudad de las
Siete Corrientes, que rehúye la consabida opción ‘narrar una historia’. Ha
preferido -ha sabido- ‘echar un cuento’. Una retórica de la llaneza sostiene
este logro. Es la suya una manifestación literaria del género de la
conversación posible cuando contamos una historia, en primera o tercera persona
gramatical. Sin que en la ficción sea sustantiva, para quien la lea o la
escucha, atribuir o evaluar veracidad en los hechos narrados.
Los cuentos reunidos por Abelenda en este volumen construyen
suámbito propio, propicio para una revelación. Algunas de sus historiasse apoyan
sobre un secreto, un misterio, un enigma. Hay otras que concluyen de manera abrupta,
inesperada.
Un narrador
muy secreto
“Un secreto” es el cuento elegido por el autor para
iniciar el título que nombra al libroUn
secreto y otros cuentos. No es la primera ni la última de las veinte
narraciones reunidas. Por su orden de aparición, y en el índice, ocupa el
décimo tercer lugar. El 13 es un número que la superstición y la tradición
asocian a la desgracia y a la mala suerte. Un número primo, que las matemáticas
asocian a la soledad.
¿Mala suerte será la del inspector Rafael Cornejos si no
logra resolver el caso que éldenominó “El descuartizador”? Para encontrar al
responsable de los siete asesinatos cometidosdedica todo sucelo y su empeño.
Hay que decir que en vano: serán inútiles. El mérito -el buen éxito- de
descubrir y encontrar al culpable le será esquivo. La Fortuna ha sonreído a la
Unidad Criminal del Chaco. Es un grupo, no un detective, quien captura al
múltiple homicida. Caen por tierra las fabulaciones-más que conjeturas- del
inspector, concentradas en Javier Soto. Su principal sospechoso es dueño de una
parrilla renombrada por servir los chorizos más ricos de la ciudad. Circulaba “una
leyenda urbana” sobre el origen del boca-a-boca de la fama: “contaban que había
matado a su mujer y que con su carne preparaba los chorizos, razón por la cual
eran tan ricos”.Libre de culpa y cargo, Soto es el único dueño del secreto del éxito
de los chorizos.
Lo que el inspector (y los lectores) quieren saber no lo
sabrán nunca. La persistencia de la ignorancia garantiza la permanencia del
secreto. Una significaciónque no es vacía sino incompleta, que no tiene cierre
sino que perdura abierta: trata de algo que se quiere saber y que no se sabe:
es un enigma y un misterio.
El secreto del relato “Un secreto” está en el corazón de
las tinieblas de alguien que sabe pero que no dice lo que sabe. Javier Soto sabe
y calla. Acasotambién sea un entendido el narrador.Ahora las conjeturas -las
fabulaciones- quedan a cargo del lector. En los cuentos de Abelenda, antes que un
desconocido y anónimo invitado a oír en silencio el relato de unos hechos
hilvanados o deshilvanados entre sí, el lector es el interlocutor selecto de un
discurso reservado.
En la elección cuidadosa de las palabras hay una clave
del equilibrio entre lo que se dice y lo que se calla. Sobre la acción
narrativa, y sobre las acciones escamoteadas a la vista, pero ofrecidas a la
intuición -la fábula-. Sobre la soledad, la ambición, el miedo, el
resentimiento, lavenganza, la nostalgia de los personajes, agentes y pacientes
de las acciones de la historia y de la Historia.
Mapa de
territorios invisibles
“Una yarará en el camino”es el cuento que leemos al abrir
el libro de Abelenda. El primero de la lista de Un secreto y otros cuentos.El protagonista se llama Jack. Monte
chaqueño mediante, frustrada la pesca, de regreso a su casa, baja a un viejo
aljibe para elegir en el sótano una botella de whisky. No se demora en la tarea
de beber.
Hasta el momento en que el último vaso queda seco, el
relato parecía agotarse en una anécdota trivial: una escena de andropausia
ordinaria. Sin embargo, en el fin de ese alcohol nada termina sino que todo
empieza en el libro. El aparente punto final se revela punto de partida de un
proyecto de escritura y aun definición y decisión de un género narrativo. El
narrador comunica una suerte de alucinación del personaje. O mejor, expresada
de manera lúdica y oblicua, sea la inscripción de un esquema y el horizonte de
su desarrollo: un secreto juego de espejos a través de cuyos azogues acaso
vislumbremos lo que queda invisible -por cegado- y lo que seguirá indecible
-por no dicho-.
En el gran espejo del libro, ese acto inicial e
iniciático de escritura encuentra su reflejo -su ‘doble’- en una otra escena del
cuento “Loreto chico”. También las obsesiones saben de dobles, y de dobleces.
Hay un hijo que se niega a vender una casa (“La casa no se vende”)y una arquitecta
para quien la casa que diseñó y construyó es imagen fantasmada del “el hijo que
nunca tuve ni iba a tener” (“Pitágoras práctico”). Hay teatros dobles para el
drama de los destinos truncados a causa del Covid-19 para personajes que que se
mueven en el escenario del Noreste argentino (“Manuel de la Capea”) como en la
‘libertina’ capital de la República y Ciudad Autónoma de Buenos Aires (“Jorge,
El Gitano”).
Dramáticas
personas
En su conjunto total, los cuentos construyen una etopeya
vasta y ramificada donde a cada personaje no faltará su distintivo ethos.
Hay el adolescente goy de
“Israel”, el anciano venerable de “El Pai Juan”, el Gaita pícarode“Un duro a
cuatro pesetas”, el cafishio zíngaro peculiar de“Jorge, El Gitano”, el asesino
a sueldode “Buenos modales”, el joven que aspira a ser Fangio de “Autos”, el
empresario millonario empobrecido de repentede “Don John Connori”. Hay más, hay
tantos otros, los que comparten un mal que vive en ellos, en la fatalidad de
los hechos narrados: en el sordo rumor que sostiene cada página, tácito y
oscuro.
Mi país, tu
país
De acuerdo a los espacios reconocidamente argentinos
donde transcurren las historias, en el total de los veinte relatos que componen
Unsecreto y otros cuentos se
distinguen dos series mayores de escenarios donde los actores de esta compañía
tan variada desempeñan sus papeles con vario denuedo.
La primera serie tiene su ecología ambientada en las provincias
del Noreste, Corrientes y el Chaco. El teatro de la segunda es el menos
oxigenado ecosistema de la capitalina Ciudad de Buenos Aires.
Hay una doble excepción espacial: España y la India. Al
país europeo de la Monarquía borbónica corresponde “Infante”. Este nombre de
príncipes dinásticos es en el cuento el de un toro. Al fin de una corrida, el victorioso
torero Santiago de la Roca desiste del sacrificio que el mataor debería
consumar en persona. “Estoy harto de matar animales inocentes”, dice. Delega la
matanza a las armas de su amigo. Sin dejar de recordarle: “A la hora de matar
no se puede dudar”. Si antes hubo lágrima y reproche, a la hora de la hora no
hubo dudas.
En “Mi viaje a la India”, el protagonista porteño revisita
la India al releer las entradas de su diario de viaje. Había visitado la
capital Nueva Deli, había visitado Bombay hoy llamada Mumbai. Lee: “No puedo
menos de recordar aKalinda”. El nombre significa Sol. Como en el título de la novela de aventuras indias del
italiano Emilio Salgari, cómo el narrador conoció a esa luminosa mujer, y cómo la
perdió, forman parte de Los misterios de
la jungla negra.
Fábulas de
Corrientes y otras moralejas del Monte Chaqueño
El monte chaqueño es ámbito de “Una yarará en el camino”y
unos campos de Corrientes el de “La yerra de entonces”. Hay una evocación teñida
de nostalgia de la Yerra de antaño: “Pasaron muchos años desde aquel día”. Celebración
de la marca con hierro del ganado. Fiesta de la castración de los toros. Que
realizará el narrador de hogaño, cuando era niño y niño nieto del patrón. El
abuelo estancierole regalará su cuchillo. Con “el regalo más lindo que recibí
en mi vida” en mano, el niño castra a un torito y después bebe de la sangre
brotada de la herida de la virilidad.
Al igual que en “La yerra de entonces”, en “El Paí Juan” hay
un narrador en busca del tiempo perdido y derecuperarlopara sus nietos. El
abuelo proustiano cuenta de un chamán con poderes sobre la lluvia. Este
curandero o milagrero pluvialtanto puede provocar como detener las
precipitaciones.Cuando el mandamás Dr. Justo de la Roca “dueño de toda la
tierra alrededor del pueblo” correntino manda a un matón y luego a su capataz
para reclamar los servicios del Paí Juan, la dignidad del viejo se verá desafiada.
De “Loreto chico”, pueblo de Corrientes con identidad
propia, salieron “poetas y músicos geniales”. Hay arboledas, un almacén, una
capilla, hay las casas de sus habitantes, la Comisaría, el Palacio Municipal.
Hay la infaltable Plaza con la infaltable disputa sobre la identidad de la estatua
que se erige en su centro. ¿Es el Tambor de Tacuarí? ¿O no será más bien el
Negro Falucho? En Loreto Chico no falta, siquiera, sus casas, un Museo del
Chamamé, aunque la sede de la institución sea una casa o rancho muy parecido al
resto de las residencias urbanas.
Será en Loreto Chico donde a Patricio Mc Kellen le sucedan
una serie de hechosextraños cuyo remate resultará más extraordinario. La
estatua enigmática hablará y le hablará a él. Pero las revelaciones del
decimonónico Negro Falucho no se limitarán al pasado distante, sino a uno más
cercano, envolvente, contagioso y alarmante.
El narrador de “La fundación de Corrientes” encuentra
unos papeles en su escritorio. Son unas páginas redactadas por José de las
Casas y García, confesor confidente y amigo (eso leemos en el cuento) del Gran Hernandarias
que 3 de abril de 1588 fundó la ciudad de Corrientes. En el relato que lee, que
leemos, los hechos del fundador y de su cofundador el adelantado Juan Torres de
Vera y Aragón se acomodan mal a la historia oficial. Es un testimonio directo
de quien vivió esos tiempos pretéritos. “Mi Tupa” -reza el documento- advertido
del lugar que ocuparían los invasores y con el recuerdo de lo sucedido a su
amada Areguá “ese pueblo que lo adoraba y al quien él amaba, diezmada por los
invasores debió refugiarse, diezmado, en el Amazonas”, se decidió a intervenir para
que los cristianos no se apropiaran del
Taraguy. Solicitó una reunión con el Señor, Dios Supremo. Buscó apoyo en
los diosesQuetzalcóatl e Inti, “que como él perdieron sus dominios”. La empresa
no tuvo éxito, ambos dioses no habían podido superar o enfrentar la derrota.
Tupá acompañado Arasy, diosa de la luna, llegará hasta el Dios Supremo.Qué
harán Dios, diosas, hombres y mujeres es el corazón y el reverso de la trama de
este cuento de Abelenda.
No resulta difícil advertir que ni la estatua que cobra
vida y habla, ni los poderes extraordinarios del Paí Juan, ni el texto que
relata lafundación mitológica de Corrientes nunca significan ni implican
celebrar lo irracional como signo auténtico de lo autóctono legítimo. Antes
bien, sugieren la penuria de los prodigios para salvar a las gentes de esos
lugares de su soledad y desamparo.
Misteriosa
Buenos Aires
“Duro a cuatro pesetas” es uno de los cuentos de la serie
porteña. La frase hecha que es título
del relato enseña que en la vida no se debe estafar a nadie. La recuerda el
nieto de un gallego republicano, simpático pícaro que migró a Buenos Aires. Saber
leer y escribir le permitirá trabajar. Será mozo en el Marabú. En este cabaret,
“el más importante de Buenos Aires”, atenderá a millonarios: “tiraban manteca
al techo” pero no dejaban propina. Guillermo Achával esun cajetilla que
frecuentaba el lugar. Será él quien lo ponga sobre aviso acerca de Rómulo de
Santamaría, “que llegaba al cabaret consu séquito de putas y alcahuetes”. Objeto
de las burlas de este mafioso que lo tomaba de punto, el Gaita decide
desquitarse. El resto del relato es la historia de la ejecución de un plan de
desquite y la ratificación de otra frase hecha, aquella que enuncia que los
mafiosos tienen códigos.
En “Jorge, el Gitano”, el asesor y hombre de confianza
del gobernadorbonaerense debe enfrentar los perjuicios que el Covid-19 y la
cuarentena infligen a sus negociosde proxenetismo y narcotráfico. Los
protagonistas de Abelenda planifican. El plan del Gitano no tarda en
delinearse. Consiste en un operativo que resguarda a los clientes de todo
contagio durante la prestación de los servicios sexuales. ¿Debemos decirlo? Los
acontecimientos tomarán un giro inesperado.
Colofón:
espejos sin disfraces
Un secreto y
otros cuentossustituye todo ‘retablo
de maravillas’ por una pintura decantada. Nunca justifica ni oculta el drama de
personajes aislados en los territorios visibles de un mapa desarticulado entre
la ciudad porteña y el Litoral. Ilustra que hoy toda representación del mundo aludida
o sugerida por medio del lenguaje ha de ser una palabra plural. Inútil buscar
una descripción del avatar de la existencia exenta o redimida de incertidumbres.
Una convicción recorre Un secreto y otros cuentos. Hay en cada relato una verdad irreducible
a sus causas, aunque la conozcamos sólo por sus consecuencias. Hay un reverso
con otros signos que aquellos que se suceden en el anverso del tiempo de cada
cuento. Son los mismos que en ciertas ocasiones pueden ofrecer esas revelaciones
que no llegan a la certeza.
Susana Santos
Augusto Abelenda.
Ciudad de Corrientes, 1949. Poeta y
narrador, Editor de El Nuevo libre, Revista de cultura, Política, Filosofía y
otras cosas peores. Entre su obra publicada, los libros de cuentos Errar la memoria; El círculo
invisible; Cuentos a la carta; Noche de tersicore y Errar con Diego.
Susana Santos.
Doctora en Letras (UBA), investigadora y docente universitaria en Literatura
Hispanoamericana de grado y posgrado. Ha publicado libros y ensayos de su
especialidad.