Escena Partituras del deseo -Foto mtb

Domus Teatro es una institución con 31 años de historia en la ciudad de Cali. Es un espacio dedicado a vivir y experimentar el arte y la cultura en todas sus disciplinas, pero también es un lugar de formación y creación donde artistas y aprendices, encuentran en Domus un entorno para su desarrollo, crecimiento y proyección.

Se llama Domus porque originalmente es una casa adaptada para el teatro, pero también porque este concepto cobija todo lo que allí se hace: es refugio para artistas, espectadores y personas que desean vivir el arte en todas sus manifestaciones.

Hablé con Luz Stella Gil Giraldo, para conocer sobre esta experiencia cultural en su sitio y en la ciudad de Cali

¿Es Cali una ciudad teatrera o es apática a esta propuesta?

Cali tiene una rica historia teatral. De hecho, junto con Bogotá fue pionera del nuevo teatro colombiano. Enrique Buenaventura y Santiago García fueron figuras clave en este movimiento. Tenemos una herencia y una trayectoria de las que estamos muy orgullosos. Tras Enrique vinieron otros grandes maestros que han enriquecido la producción escénica en la ciudad, consolidando un teatro de alto nivel.

En Cali contamos con tres escuelas profesionales de artes escénicas: la Universidad del Valle, la Universidad de Bellas Artes y la nueva institución universitaria IPC, que cada año forman y artistas para las grupos y salas de la ciudad.

Actualmente existen unas 15 salas independientes que sirven como sede de grupos escénicos, aunque se estima que hay alrededor de 70 agrupaciones teatrales, no todas con sala propia. Algunas ocupan espacios compartidos, comunitarios, institucionales o académicos. En definitiva, el movimiento teatral caleño se manifiesta de muchas formas y es significativo, con unas70 agrupaciones activas..

Hablamos de directores y escritores que han enriquecido con gran calidad la historia de teatro caleño. Diría que Cali es una ciudad multifacética,  y una de sus múltiples facetas, es sin duda,  el teatro.

Pero hablemos de público, de la asistencia y la presencia en las salas de Cali. ¿Hay un buen público para esta actividad? ¿Qué tipo de público asiste al teatro?

El público está compuesto principalmente por jóvenes y adultos, muchos de ellos formados en universidades, donde aprendieron a apreciar el teatro, se habituaron a él y sienten la necesidad de mantenerse en contacto con las artes escénicas. Esta formación universitaria es clave, aunque no observamos el mismo interés en los colegios.

Creo que sería necesario replantearse la formación en los colegios, ya que este público más joven no está llegando.  También contamos con público adulto, de entre los 50 y 60 años y  más, aunque reducido, que nos acompaña. Este grupo proviene de una tradición teatral de los años 70 y 80 con una formación consolidada como espectadores.

Hay que reconocerlo: comparado con disciplinas como la música o la danza, el teatro tiene un público reducido. Por ello nuestras salas son pequeñas, diseñadas para acoger a 50 o 70 espectadores. En Domus entendemos que estamos formando público, y no aspiramos a llenar grandes salas con miles de personas. Aun falta fortalecer esta formación ya que estos espacios son esenciales para incubar los espectadores que queremos para Cali.

Luz Stella Gil
El teatro podría parecer un rinconcito amable, pero arrinconado, de la ciudad.

Ojalá no arrinconado, sino un refugio. Los festivales son de gran ayuda: el reciente Festival de Teatro de Cali, por ejemplo, es un evento clave para el movimiento teatral, ya que visibiliza esta expresión artística ante una ciudad que, a menudo, no está informada. Esto se debe, en parte, a que las agendas culturales, que antes difundían los medios tradicionales, han desaparecido casi por completo. Ya no contamos con gacetas dominicales, secciones culturales o programas de televisión como Qué hay para hacer, que informaban diariamente sobre la agenda cultural. Los pocos periodistas culturales que quedan son independientes, y la comunicación con el gran público, con la ciudad en general, se ha vuelto muy complicada.

Con los recursos disponibles y la dinámica de las redes sociales, logramos conectar con nichos de público a través de amistades, grupos institucionales, universidades y comunidades. Hoy, por ejemplo, contamos con la presencia de jóvenes de Siloé y de la Asociación de Pensionados del SENA. Estas agrupaciones y círculos nos permiten ampliar nuestro alcance y darnos a conocer poco a poco.

¿Cuál es el papel de las entidades culturales frente a la propuesta de Cali 35 Salas, un proyecto ambicioso con una programación muy variada? ¿Qué hacen estas entidades, que deberían ser promotoras y generadoras de presencia para estos eventos?

Es importante reconocer que las salas de la ciudad cuentan con el apoyo del Programa Nacional de Salas Concertadas, iniciado por el Ministerio de Cultura. Este programa ha sido muy eficaz para darle vida, energía y continuidad al movimiento teatral colombiano, permitiendo sostener estos espacios durante largo tiempo.

Domus lleva 31 años sosteniendo este espacio, gracias a un apoyo que cubre entre el 30 y el 50 % de los costos de mantenimiento. Esto nos permite subsidiar la boletería y, en ocasiones, ofrecer entradas gratuitas a comunidades de Siloé, Terrón Colorado y el Barrio de las Américas. Trabajamos intensamente con estos sectores, pero los recursos son insuficientes para un proyecto que va más allá de un emprendimiento: es un camino de creación y proyección artística. El teatro, como el cine, es un arte costoso que requiere grandes equipos de trabajo.

Aunque en escena haya un solo actor, siempre hay tres o cinco personas detrás, apoyando y trabajando. En Domus, por ejemplo, nuestro equipo está compuesto por 18 personas, todas con labores distintas y complementarias, absolutamente esenciales: comunicación, administración, técnica, registros audiovisuales, actuación y formación. Mantener estos equipos y espacios, además de actualizar la tecnología —como luces y sonido, que se renuevan cada cinco años aproximadamente—, resulta muy costoso, al igual que la producción artística en general.

Sin embargo, debemos reconocer la existencia de este programa, así como del Programa Distrital de Salas Concertadas, que lleva unos 25 años apoyando el teatro en Cali desde la creación de la Secretaría de Cultura.

Cada año, los presupuestos se recortan o permanecen iguales, y actualmente enfrentamos reducciones significativas por parte del Ministerio que nos mantienen en constante incertidumbre. Es difícil sostener el teatro solo con la taquilla, ya que estamos formando públicos para un arte delicado, no masivo, que requiere una preparación específica.

¿Es necesario parecer intelectual para asistir al teatro?

No, en absoluto. Trabajamos con comunidades de barrios cercanos, como San Fernando y Siloé, y vemos que, si las personas no tienen contacto con el teatro, no lo valoran. La vida cotidiana y los medios masivos priorizan el cine, la música o la danza, pero apenas mencionan el teatro, lo que lo hace desconocido para muchos. Esto no debería ser así; el problema es que no es familiar ni está en la agenda de la gente. Si los medios hablaran más del teatro, si los colegios y universidades incluyeran obras en sus programas semanales —dada la gran y excelente oferta teatral en Cali—, no tendríamos tantas dificultades. Podríamos vivir un verdadero auge del teatro caleño, que es una faceta esencial de la ciudad. Cali no es solo salsa o música, como hemos repetido muchas veces. Su riqueza radica en su multiculturalidad, en la diversidad de expresiones artísticas como el diseño, la gráfica, el cine, el performance, el teatro y hasta el circo. Sin embargo, como estas manifestaciones son casi invisibles para los medios, promoverlas es una tarea titánica.

¿Están asociados los que presentan teatro?

Sí, contamos con  una Red de Salas Independientes de Cali.

¿Qué hacen en términos de divulgación? ¿Cuáles son sus aliados?

Principalmente nuestro aliado es la Secretaría de Cultura de Cali.

¿Pero funciona o no?  

Sí, funciona. Actualmente, recibimos más apoyo de la Alcaldía de Cali que del Ministerio. En el departamento, los recursos para la cultura son muy limitados, y no comprendemos del todo por qué, dado el enorme potencial cultural del Valle del Cauca. Muchas de nuestras salas extienden su trabajo a los municipios, y la región en general, con giras anuales y programas de formación. Por ejemplo, contamos con dos actores del Cauca que se forman con nosotros y forman parte de nuestro elenco.

Es crucial que la Gobernación, la empresa privada y los centros educativos se comprometan más, ya que no siempre se comprende el valor del teatro para la sociedad. El teatro fomenta la empatía, invitando al público a ponerse en el lugar del otro —del personaje, del actor— en una relación única. Esto es lo que el mundo necesita: personas empáticas que, al entender al otro, abran caminos hacia el diálogo, la paz y la convivencia.

Aún no hemos comprendido plenamente el potencial del teatro. Quienes creemos en él insistimos con tenacidad, dando la batalla con gusto y pasión. Lejos de ser una carga, el teatro ha sido para nosotros una experiencia transformadora, un camino de crecimiento constante e inagotable.

¿Qué le gustaría destacar y qué reflexión desea compartir con el público?

Quiero destacar lo que siempre decimos: todo ser humano tiene la capacidad de comprender el arte sin necesidad de una formación universitaria o intelectual. Todos poseemos una sensibilidad que solo necesita ser despertada, que debemos reconocer y valorar. No somos solamente seres destinados a trabajar, seguir rutinas, ganar dinero o formar familias, como si la vida estuviera trazada mecánicamente. Somos mucho más: tenemos un espíritu sensible que debemos alimentar, al igual que cuidamos nuestro cuerpo físico. Asistir al teatro es nutrir ese espíritu, y no requiere una educación formal. El obstáculo es que el teatro no nos resulta familiar; nadie habla de él, nadie nos invita, y parece un espacio exclusivo para unos pocos. En Domus, sin embargo, las puertas están abiertas para todos.

Hoy, por ejemplo, vino el transportador que trae a los grupos de jóvenes, niños y adultos de Siloé. Aunque podría solo dejarlos y marcharse, siempre se queda a ver las obras porque le encanta el teatro. Es uno de esos espectadores que nos llenan de alegría. Al principio, este público llega sin saber qué opinar, inseguro de su criterio, pero poco a poco gana confianza. Hemos tenido foros maravillosos con las mujeres de Terrón Colorado, los niños y los jóvenes de Siloé, porque el teatro empieza a serles familiar. Se empoderan como espectadores y desarrollan su propio criterio. Hoy, uno me dijo: “Luz Stella, creo que esa proyección debería tener un telón blanco.” Sus ideas y comentarios son valiosos y hermosos, porque demuestran que se atreven a opinar. Esto nos ayuda a desterrar la idea de que el teatro es solo para unos pocos; en realidad, es para todos.

Escena Partituras del deseo - foto mtb


El teatro fue visto históricamente como un privilegio de las élites, lo que dejó la percepción de que la cultura es elitista.

No, en absoluto. En Domus Teatro, cada función es un encuentro de diversas clases sociales, algo que nos encanta. Nuestro público incluye personas de distintos niveles educativos, económicos y sociales.

El teatro tiene esa magia: cuando se apaga la luz, las clases sociales desaparecen.

Exacto, nos convertimos en una comunidad donde todos sentimos y todos podemos ser el espectador ideal.

¿Se parece la vida al teatro?

En cierto modo, sí. La gran ventaja del teatro es que no decepciona: permite soñar sin límites, crear, enseñar y revelar tu esencia. En la vida, en cambio, hay más restricciones, miedos y decepciones. Por eso, el teatro es un oasis, tanto para artistas como para el público, que nos permite regresar a la realidad cargados de esperanza, fantasía y magia, cualidades que, sin duda, enriquecen nuestra vida cotidiana.

¿Qué significa para usted, Estela, el espacio físico llamado teatro? ¿Qué representa ese lugar para usted?

Para mí, el teatro es un universo paralelo, un espacio infinito sin límites, que invita constantemente a soñar y reflexionar sobre la realidad.

A veces, necesitamos distanciarnos de la realidad para comprendernos mejor y adoptar una postura frente al mundo. El teatro es una herramienta poderosa para lograrlo. Este mundo necesita más teatro.